En anteriores entradas de este blog hemos compartido las
distintas versiones de los proyectos de ley de creación de la Universidad de la
Educación (UNED). En esta entrada publicamos un nuevo documento que puede
leerse en la página original haciendo clic AQUÍ.
Esta petición dirigida a la opinión pública contiene cinco argumentos en contra
del proyecto de ley que buscará la media sanción en la Cámara de Diputados como
primera instancia en el proceso de aprobación de la norma.
Declaración pública sobre el proyecto de Universidad de la
Educación que discute la Cámara de Representantes
Las y los abajo firmantes, ciudadanas y ciudadanos comprometidos
con la educación pública, queremos señalar a la opinión pública que compartimos
el valor positivo de crear una Universidad o Instituto Universitario de
Formación Docente. Reconocemos asimismo el esfuerzo, rigor y profesionalismo de
los diputados de la Comisión de Educación de la Cámara de
Representantes en la elaboración de este proyecto. Sin embargo, queremos
advertir que la versión actual del proyecto con mayor probabilidad de
aprobación no constituye, en nuestro entender, un avance sino que es un grave
retroceso para la formación docente y la educación de nuestro país. Por lo
tanto, el referido proyecto debe mejorarse sustantivamente a riesgo de afectar
el futuro de las próximas generaciones.
Primero. El punto de partida de la transformación de la
formación docente debe ser el abordaje sistémico de la crisis estructural de la
educación básica y en especial la
constatación empírica del prolongado fracaso de nuestro sistema de educación
media en términos comparados: baja retención, muy bajas tasas de egreso,
problemas de calidad, alta desigualdad en los aprendizajes y malestar docente,
entre otros. Actuar sobre las causas de esta crisis implica construir un
proyecto coordinado con un programa común, una agenda común y equipos comunes
en todos los subsistemas y en Formación Docente, útero de la educación básica y
factor condicionante de la división curricular, institucional, de perfiles
docentes y de recursos humanos de los tres subsistemas actuales.
Segundo. La causa de la crisis no reposa en Formación Docente
pero la Formación Docente es parte de ella. Junto a fortalezas, la formación docente presenta también serios
problemas que el proyecto no combate. Entre los problemas se destacan: la
desigual calidad académica, la fuerte endogamia y la presencia de estructuras
curriculares de orientación propedéutica y de calidad disciplinar fragmentada.
En efecto, el sentido de la transformación universitaria consiste en elevar la
calidad de todo el sistema, no en cambiar la “chapa” a las instituciones
existentes; consiste en acabar con la coexistencia de excelencia y procesos de
licealización; consiste en abrir el sistema de formación docente a los aportes
de postgrados, maestrías y doctorados evaluados por tribunales externos a la
propia formación docente; consiste en un profundo rediseño curricular y de
gestión en primaria y enseñanza media.
Tercero. El proyecto ignora la tarea de implantar un sistema
académico universitario y en los hechos entierra su posibilidad.
a. La creación de una Universidad implica un proceso. El
proyecto en consideración en el Parlamento pretende crear una Universidad de un
día para el otro, sin evaluar indicadores que constaten la existencia de
capacidades académicas básicas.
b. La creación de una Universidad, pues, no puede consistir en
un “cambio de chapa”: es necesario contar con umbrales, estándares y
convenciones de carácter internacional.
c. La creación de una Universidad no debe consolidar cargos ni
premiar el statu quo: debe apostar a la modernización integral pues de lo
contrario el impulso inicial se convertirá en el freno del futuro.
d. La creación de una Universidad no puede prescindir de una
agencia de acreditación de carreras universitarias, que evalúe la calidad de la
investigación, de los postgrados y los doctorados, como sucede en el resto de
América Latina pero no en Uruguay. El proyecto no define ningún estándar al
respecto ni menos un estándar específico para una Formación Docente de calidad
universitaria.
Cuarto. La organización del gobierno que propone este proyecto
consagra una extrema burocratización que dificultará la toma de
decisiones. El proyecto crea una
pesada estructura con centenares de personas para dirigir una Universidad de
Facultad única (generalmente, las Universidades contienen múltiples
Facultades). Para ello instituye diez organismos: Rector, Secretaría
General, Coordinaciones Nacionales, Comisiones Asesoras de las Coordinaciones
Nacionales, Consejo Directivo Nacional, Asamblea Nacional, Consejos
Regionales, Directores Regionales, Directores de Centro Universitario, Consejo
Consultivo de Centro Universitario. Estos organismos implicarán la
creación de cargos que no son de docencia directa, ni de investigación, ni de
postgrados de alto nivel externos a formación docente: son cargos de apoyo al
gobierno de una Universidad de una única Facultad.
Quinto. El proyecto no transforma la Formación Docente y la
segrega de la educación básica, obturando cualquier abordaje sistémico de
transformación de la ANEP.
Además el proyecto presenta vacíos. Es de justicia
histórica aprobar una ley breve de homologación universitaria de los
títulos de formación docente -con licenciatura y grado- pasados y de los que se
emitan en adelante mientras se reconsidera el proyecto universitario.
En síntesis, cuando los riesgos son altos y los costos
potencialmente universales, es necesario detenerse y volver a pensar. Los abajo
firmantes rechazamos el proyecto a consideración de la Cámara de Representantes
y abogamos por la reconsideración del mismo sobre los lineamientos arriba
reseñados.
Las firmas se pueden ver AQUÍ.
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